Como habrás imaginado, sin la tecnología estos hogares no podrían ser inteligentes. Sin embargo, se pueden constituir en tres arquitecturas: centralizada, que usa una arquitectura que controla y da las órdenes; la distribuida, la cual funciona por módulos comunicados entre sí y, por último, la mixta, que cuenta con centralita, pero con partes que funcionan de manera independiente.
Además, existen elementos clave para el funcionamiento de estos hogares: sensores, unidad de gestión, dispositivos electrónicos o electrodomésticos, actuadores y red de comunicación.
Todos ellos serán claves para cumplir los objetivos marcados: potenciar la seguridad de la vivienda, controlar de manera remota el funcionamiento de los dispositivos y optimizar la temperatura del espacio (con el consiguiente ahorro económico), entre otros.