Entre sus principales ventajas, destacan su ecología, sistema limpio y eficacia. Algunos de los inconvenientes es que hay que levantar el suelo, no sirve para todos los edificios, las instalaciones requieren de conocimientos técnicos específicos y tiene un precio elevado.
A todas estas características, conviene añadir que la oferta de suelos radiantes no para de multiplicarse. En parte, estos procesos llevan a que cada vez haya más y, en consecuencia, sean más accesibles económicamente. De todas formas, a la larga, su precio compensa porque consume poco para aportar un gran poder de calor.