La molécula del ozono está compuesta por tres átomos de oxígeno (O3). Es generada desde el oxígeno (O2) por una descarga eléctrica o por la incidencia de los rayos ultravioleta. La molécula O3 es un buen oxidante que, al ser tratada con agua, higieniza y elimina gérmenes nocivos. Tiene un gran efecto bactericida, fungicida y viricida.
Cuando liberamos ozono en un ambiente, los olores, bacterias e impurezas son atraídas por este gas, que deja tras su uso un aire sano y limpio. El tratamiento con ozono es muy adecuado para la desodorización y desinfección de superficies y ambientes.
También es habitual ozonizar en la purificación de aguas. Se eliminan olores desagradables y patógenos como las bacterias u hongos que se encuentren en el agua.
El ozono es un gas inestable. Al ser empleado en cantidades pequeñas, acaba convirtiéndose en oxígeno, por eso es la mejor opción para el medioambiente.